Resumen del contenido
El consumo de sal en nuestro país es está muy por encima de las recomendaciones de la Organización mundial de la Salud (OMS), y esto incluye también a los niños. Un adulto toma el doble de la cantidad máxima aconsejada, lo que puede causar hipertensión y aumentar en casi el doble el riesgo de infartos e ictus, así como el sobrepeso y obesidad.
Entre los niños, aunque no es habitual encontrar casos de hipertensión, un estudio del Instituto de Medicina Preventiva de Wolfson (Londres) mostró que reducir el consumo de sal en la edad infantil puede prevenir la hipertensión en la edad adulta.
Además, entre los niños un consumo más elevado de sal está relacionado con el sobrepeso y la obesidad. Tomar muchos alimentos salados provoca beber más cantidad de líquido, lo que puede hacer que ingieran más bebidas azucaradas, directamente relacionado con el exceso de peso.
¿Cuánta sal pueden tomar los niños?
La OMS aconseja:
- Evitar la sal en niños menores de dos años, los alimentos son suficientes para proporcionar la cantidad de sal necesaria en estas edades.
- Niños entre dos y cinco años, menos de 5 gramos de sal al día (1 cucharadita),
- Niños de más de cinco años, un consumo máximo de son 5 gramos de sal al día.
Las preferencias alimentarias se establecen en los primeros años de vida, si el consumo de alimentos ricos en sal es elevado, provocará que en la edad adulta se decanten por alimentos salados, cocinen con mucha sal y que los alimentos sin sal, les parezcan insípidos.
Además, las preferencias alimentarias de la familia marcan la de los más pequeños, es por ello que tomar medidas familiares como reducir el consumo de sal de mesa a la hora de cocinar y evitar aquellos alimentos procesados con un elevado contenido en sal, ayudaran a toda la familia.
¿Qué alimentos contienen más sal?
Se estipula que el 72% de la sal que ingerimos al día procede de embutidos, pan, quesos y alimentos procesados como bollería industrial, galletas, cereales de desayuno, pizza, hamburguesas, aperitivos salados, salsas envasadas… Un 20 % de la sal añadida a los alimentos (sal de mesa) y el 8% restante de otros alimentos.
Teniendo en cuenta estos datos y las tendencias de alimentación infantil, los niños son grandes consumidores de productos ricos e sal: patatas fritas de bolsa, gusanitos, bollería, galletas, cereales de desayuno y precocinados.
¿Cómo evitar la sal?
- Limitar aquellos alimentos con elevado contenido en sal citados anteriormente, no solo por el contenido en sal, sino por tratarse también de alimentos de mala calidad y bajo contenido nutricional
- Educar o reeducar el paladar de los niños siguiendo una alimentación con poca sal y evitando consumir alimentos procesados, para que descubran el sabor real de los alimentos.
- Se pueden aderezar los platos con diferentes especias aportando un olor y sabor diferente, como por ejemplo ajo y cebolla, pimienta, pimentón dulce, orégano, tomillo, albahaca, cilantro, comino, jengibre…
- Evitar poner el salero en la mesa.
- Limitar la cantidad de sal que se añade al cocinar lo alimentos.
- Leer las etiquetas de los productos cuando se compran alimentos procesados para evitar aquellos ricos en sal:
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- Alimento muy salado si es igual o mayor a 1,25 g /100 g de alimento.
- Alimento con poca sal si tiene 0,25 g (o menos) / 100 g de alimento.
- Si la etiqueta viene indicada en cantidad de sodio y no de sal (la sal es cloruro sódico) debe multiplicarse la cifra de sodio por 2,5 para conocer los gramos de sal que aporta.
Tipos de sales
La sal es cloruro de sodio, y pese a encontrarlas en diferentes formas como grano fino o grueso, escamas, cristales… y de diferente procedencia (sal refinada de gema de manantial, sal marina, sal de una determinada zona geográfica…) todas son cloruro de sodio.
Muchas de ellas pueden tener aromas o colores diferentes debido a la procedencia, pero nutricionalmente hablando es irrelevante, un consumo excesivo perjudica, sea del tipo que sea, ya que la composición nutricional es muy similar.
La sal siempre yodada
Ya sabemos que no debemos abusar de la sal, pero es habitual añadirla en determinadas preparaciones culinarias que lo requieren. En determinadas zonas geográficas el contenido de yodo en la alimentación es pobre, y no se alcanzan las cantidades diarias aconsejadas, debido a las diferentes cantidades de yodo presente en suelos y aguas marinas.
Por este motivo se añadió yodo a la sal y con esta acción se evitaron muchos problemas derivados de este déficit. El yodo interviene en muchas funciones en el organismo, como, por ejemplo, en la producción de hormona tiroidea. El déficit de yodo es la causa de retraso mental en el feto y en los niños más importante en todo el mundo, y es por eso que entre la población infantil se aconseja el uso de sal yodada. La sal común no está yodada, así que debe aparecer explícitamente la expresión “sal yodada”.
Lo que debes saber…
- La OMS aconseja evitar la sal en niños menores de dos años y no sobrepasar los 5 gramos de sal al día en niños menores de cinco años.
- La sal que ingerimos al día procede principalmente de embutidos, pan, quesos y alimentos procesados como bollería industrial, galletas, cereales de desayuno, pizza, hamburguesas, aperitivos salados, salsas envasadas…
- Las preferencias alimentarias se establecen en los primeros años de vida. Si el consumo de alimentos ricos en sal es elevado, provocará que en la edad adulta se decanten por alimentos salados, cocinen con mucha sal y que los alimentos sin sal les parezcan insípidos.