El ejercicio que más conviene a los niños
Resumen del contenido
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Parece ser que en la actualidad, según algunos estudios, los niños gastan con la actividad 600 kcal/diarias menos que hace 50 años. Las comodidades y avances tecnológicos de hoy son en gran medida responsables de este cambio. Y está en manos de padres y educadores revertir esta situación.
Beneficios del ejercicio para los niños
Las virtudes que la actividad física tiene en la etapa infantil se podrían dividir en cuatro niveles:
Físicos
Se estimula de manera positiva el desarrollo del sistema cardiorrespiratorio, músculo esquelético y la madurez del sistema nervioso. La masa ósea máxima se alcanza entre los 20-30 años, por lo que las actividades que ayudan a su desarrollo deben centrarse antes de esa edad. De este modo, se mejora la mineralización y disminuye el futuro riesgo de osteoporosis. La existencia de enfermedades cardiovasculares y sus complicaciones son poco frecuentes a estas edades si las comparamos con la edad adulta. Los niños físicamente activos presentan menor riesgo de sufrir hipertensión, diabetes, sobrepeso, obesidad o alteraciones de triglicéridos y niveles de colesterol.
Mentales
Se ha demostrado tras diversos estudios que el ejercicio ayuda a reducir algunos trastornos emocionales y psicológicos. Las pesadillas, miedos y ansiedad pueden mejorar si en la rutina diaria del niño se incluye la actividad física. Además, se observan un aumento en el rendimiento escolar ya que en paralelo crecen en autoestima y confianza. Otro aspecto es que adquieren conciencia de su percepción corporal. Ésta sufre muchos y rápidos cambios en poco tiempo, lo cual les resulta complejo de aceptar.
Sociales
Aprenden a convivir con más niños y pueden darse cuenta de las diferencias y similitudes que existen entre ellos. Asimilan que lo que les ocurre no sólo les pasa a ellos sino que también hay más niños que están en su misma situación. Al principio les ayuda a compartir pero a su vez se van desarrollando como sujetos autónomos. Una parte importante es la interacción entre padres e hijos. Sobre todo al inicio y para estimularles hay que buscar actividades donde el niño se sienta arropado. En la medida de lo posible hay que implicarse en la práctica y compartirla con ellos. Les dará seguridad y se sentirán parte de la familia, porque tiene un carácter integrador.
Conductuales
Si se adquieren buenos hábitos en el presente se disfrutará de una salud mejor en el futuro, además de que ya se tendrán incorporadas estas rutinas en el día a día. Existen estudios que demuestran que niños obesos en la infancia tiene mayor riesgo de serlo en la edad adulta. Además, los factores asociados a la obesidad como el aumento de complicaciones (HTA, diabetes….) se incrementan en la edad adulta. Si dentro de la rutina diaria se incluye ir caminando a la escuela o subir escaleras será más fácil que cuando el niño sea más autónomo siga con los mismos hábitos.
Así pues, no hay que cesar en el intento de que el ejercicio forme parte del día a día del niño.
¿Cómo escoger la actividad más adecuada?
Es importante tener en cuenta diversas consideraciones, pero se podría decir que la base sería escoger aquella actividad que resulte divertida para el niño. Se trata de que se lo pase bien, se sienta competente, experimente variedad de acción y movimientos y que no sea algo impuesto ni forzado. En este último caso suele aparecer apatía y la criatura deja de disfrutar. Además, es más fácil que se lesione ya que no pone la atención que debería.
Cada uno presenta sus características tanto a nivel físico, como mental y del entorno, por ello hay que adaptarse. En referencia al entorno, no es lo mismo vivir en el campo, en la ciudad, en un piso o en una casa. Las costumbres del país, sociedad o familia también son factores presentes a la hora de definirse por el tipo de actividad.
Sea como fuere, hoy en día las posibilidades son muchas. Existen clubs deportivos donde se ofrecen clases de yoga para niños, cursos de natación y otras disciplinas de inicio a edades muy tempranas. Y si por localización geográfica podemos disfrutar de los deportes de invierno, el esquí, el patinaje o simplemente tirarse en trineo ya suponen un inicio perfecto.
A nivel personal, se trata de que la actividad que se realice ayude a mejorar aquellas cualidades menos desarrolladas del niño y a potenciar las que lo están más.
Cuestión de combinar
En general, se trata de combinar las actividades aeróbicas con las que ayudan a desarrollar el músculo y los huesos. En este último caso, además de una buena alimentación donde se incluyan lácteos hay que añadir actividades específicas. Se sabe que el depósito de calcio en los huesos necesita del “impacto”. Es decir, presión sobre articulaciones y huesos, lo que ocurre en actividades tipo baloncesto, tenis, baile… Por ello hay que combinar actividades en el agua con otras en “seco”.
Recomendaciones por grupos de edad
- 2-5 años: movimientos básicos, lo mejor es dejar que jueguen en libertad. Algunos deportes aconsejados serían correr, bailar, ir en bicicleta y realizar actividades en el agua.
- 6-7 años: interviene la coordinación y ya se pueden introducir los juegos en equipo. Se recomienda la natación, el tenis, el futbol, el baloncesto, la gimnasia o las artes marciales.
- A partir de los 8 años: se puede realizar cualquier tipo de deporte llevando la protección adecuada y siendo conscientes de las limitaciones de cada niño. Se puede empezar a introducir progresivamente el ejercicio para ganar fuerza.
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Lo que debes saber…
- Cuánta: actividad física de intensidad moderada a intensa, un mínimo de una hora al día.
- Muchos beneficios: a nivel físico, mental, social y de conducta de los más pequeños.
- Lo mejor: escoger una actividad divertida para el niño, ni impuesta ni forzada.
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