Los miedos o fobias infantiles son muy frecuentes, llegando a presentarse entre el 30 y el 50% de los niños, pero su evolución natural es que vayan desapareciendo a medida que el niño crece y se acerca a la adolescencia.

¿Qué son las fobias infantiles?

Los niños presentan, dentro de su desarrollo, miedos evolutivos, que son normales y propios de la edad. Estos son reacciones normales y muy básicas que tienen un valor adaptativo y para la supervivencia, que están marcadas a fuego en nuestro sistema nervioso más ancestral y que nos han permitido sobrevivir como especie. Los miedos evolutivos son positivos en el sentido de que obligan al niño a enfrentarse a determinadas situaciones estresantes y desarrollar habilidades para afrontarlas y superarlas.

En cada etapa del desarrollo podemos encontrar ejemplos de diferentes miedos evolutivos que aparecen con más o menos intensidad según el niño:

  • Menos de un año: personas extrañas o estímulos muy intensos (ruido, por ejemplo).
  • 2-4 años: animales y separación de los padres.
  • 4-6 años: monstruos, fantasmas o la oscuridad.
  • 6-9 años: miedo al ridículo.
  • 9-12 años: accidentes, enfermedades o al mal rendimiento en a la escuela.
  • 12-18 años: relaciones personales y a la imagen que proyectan de uno mismo.

Las fobias infantiles más frecuentes

Las fobias infantiles se clasifican en cinco tipos:

Miedo a lo desconocido (seres fantásticos y la oscuridad)

Suele aparecer en uno de cada tres niños alrededor de los dos años y disminuye sobre los ocho o nueve. El miedo a la oscuridad se mezcla con otros temores como monstruos o seres imaginarios. En estos casos la ayuda es el acompañamiento, dar seguridad al niño hasta que consiga dormirse en un ambiente agradable y tranquilo. Las rutinas nos pueden ayudar.

Miedo al fracaso y a la crítica

Podría relacionarse con el miedo escolar, miedo al fracaso, a situaciones concretas (como a hablar en público) o a asignaturas. Este tipo de miedos, al contrario que los otros que disminuyen con el paso de los años, se acrecientan con la edad. La mejor manera de ayudar es con la colaboración de la familia y los profesores evitando, en lo posible, el absentismo escolar.

Miedo al peligro, al daño físico y a la muerte

Es un miedo de protección y supervivencia, pero de manera irracional limita muchísimo la vida social y las actividades normales para la edad del niño.

Miedo a los animales

Es una de las fobias en las que una experiencia negativa o el miedo de los progenitores pueden tener un gran peso.

Miedo al médico

Incluye miedo a los procedimientos médicos y a todo su contexto: bata, inyecciones, depresores… Puede estar ocasionado con una mala experiencia previa, por lo que, las buenas experiencias son la prevención ideal, así como una relación positiva de los padres con los profesionales médicos.

Causas de las fobias infantiles

Su origen puede estar causado por un condicionamiento negativo, por una mala experiencia previa o bien por la predisposición genética del niño a presentarla. Hay que tener en cuenta que estamos diseñados biológicamente para desencadenar conductas de rechazo ante ciertos estímulos que, en épocas ancestrales, nos sirvieron para sobrevivir.

Tratamiento en la infancia

Primero, es necesario un buen diagnóstico por un psicólogo infantil para valorar si lo que presenta un niño es un miedo evolutivo o una fobia. Es muy importante evaluar los miedos cuando los padres tengan dudas sobre su gravedad, ya que, si no se realiza una adecuada intervención, se hacen mayores y condicionan la vida social y familiar.
Las dos herramientas terapéuticas que se pueden emplear son:

  • Desensibilización sistemática en vivo: se establece un plan para ofrecer al niño, de forma progresiva, un acercamiento al objeto fóbico.
  • Desensibilización sistemática en imaginación: es el mismo procedimiento que el anterior pero las situaciones son imaginadas.

¿Se pueden prevenir?

Si bien hemos dicho que la biología y la experiencia pueden desencadenar una fobia en los niños, los padres pueden prevenir miedos irracionales o bien empoderar a los niños en habilidades para afrontarlos:

  • Educar al niño en la autonomía, sin sobreprotección. Esta es una de las estrategias más defendidas por los psicólogos infantiles.
  • Ofrecer al niño un ambiente de confianza donde se pueda expresar libremente, sin coacción y donde pueda hablar de sus miedos. De esta manera, podremos abordarlos desde etapas muy tempranas y aclarar todas sus dudas para que no vaya a mayores.

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Lo que debes saber…

  • Su origen puede estar causado por un condicionamiento negativo, por una mala experiencia previa o bien por la predisposición genética del niño a presentarla.
  • Los padres pueden prevenir miedos irracionales o bien empoderar a los niños en habilidades para afrontarlos.
    Para tratarlas, primero es necesario un buen diagnóstico por un psicólogo infantil para valorar si lo que presenta un niño es un miedo evolutivo o una fobia.