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Las aftas bucales, también conocidas como úlceras aftosas o simplemente aftas, son pequeñas lesiones con apariencia de llagas que se desarrollan en el interior de la mucosa bucal, en áreas como la lengua, los labios, las encías o el paladar blando. Estas lesiones son generalmente de color blanco o amarillo con un borde rojo y pueden causar molestias, especialmente al comer o hablar. Las aftas bucales por definición son lesiones benignas, no contagiosas y no se acompañan de fiebre.
¿Cuáles son los síntomas de las aftas o llagas?
Los síntomas de las aftas bucales pueden variar en intensidad según cada persona, pero generalmente incluyen los siguientes:
- Dolor: Las aftas bucales suelen ser dolorosas, especialmente al comer, beber o cepillarse los dientes. El dolor puede variar desde una leve molestia hasta un dolor severo que requiere de tratamiento anestésico, dependiendo del tamaño y la ubicación de la úlcera.
- Lesiones visibles: Las aftas se presentan como pequeñas úlceras o llagas en la mucosa de la boca. Tienen una apariencia redondeada u ovalada, con un centro blanco o amarillo y un borde rojo alrededor.
- Irritación al hablar: El roce de las aftas con la lengua puede causar irritación adicional y molestias al hablar.
- Dificultad para comer o tragar: El dolor asociado con las aftas puede hacer que comer sea incómodo o molesto. En algunos casos, las personas pueden evitar tomar ciertos alimentos o bebidas para evitar la irritación.
¿Cuáles son las causas?
Aunque la causa exacta no siempre está clara, se cree que pueden estar relacionadas con diversos factores. Algunos de los posibles desencadenantes o contribuyentes a su aparición incluyen:
- Traumatismo local: Pequeñas lesiones en la boca por mordeduras accidentales, rozaduras por prótesis dentales u ortodoncias, o lesiones durante el cepillado dental, pueden desencadenar el desarrollo de aftas.
- Factores genéticos: Existe evidencia de que la predisposición genética puede influir en la susceptibilidad de una persona a desarrollar aftas bucales.
- Estrés: El estrés emocional o físico puede debilitar el sistema inmunológico y aumentar la probabilidad de desarrollar aftas.
- Deficiencias nutricionales: La falta de ciertos nutrientes en la dieta, como ácido fólico, vitamina B12, hierro y zinc, ha sido asociada con la aparición de aftas bucales en algunos casos.
- Cambios hormonales: algunas mujeres pueden experimentar aftas bucales relacionadas con los cambios hormonales durante el ciclo menstrual o durante el embarazo o lactancia.
- Problemas inmunológicos: Alteraciones en el sistema inmunológico pueden contribuir al desarrollo de aftas bucales, aunque este factor no siempre es fácil de identificar.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico suele basarse en la evaluación clínica por parte de un profesional de la salud bucal, como un dentista o un médico. No se requieren pruebas especiales para diagnosticar las aftas, ya que su apariencia característica y la información proporcionada por el paciente generalmente son suficientes para el diagnóstico.
El proceso de diagnóstico generalmente incluye:
- Examen visual: el profesional examinará la cavidad oral, buscando las características úlceras o lesiones asociadas con las aftas bucales.
- Historial médico: el profesional puede realizar preguntas sobre la historia médica y dental del paciente, así como indagar sobre cualquier síntoma adicional o factor desencadenante que pueda estar relacionado con las aftas.
- Descarte de otras condiciones: en algunos casos, se pueden realizar pruebas adicionales o exámenes para descartar otras causas que puedan presentar síntomas similares a los de las aftas bucales.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de las aftas bucales generalmente se enfoca en aliviar los síntomas y acelerar el proceso de cicatrización. En muchos casos, las aftas desaparecen por sí solas en una o dos semanas sin necesidad de un tratamiento específico. Sin embargo, cuando las lesiones son dolorosas o persistentes, se pueden seguir algunas medidas para reducir el malestar. Algunas opciones de tratamiento incluyen:
- Enjuagues bucales especiales: se pueden usar enjuagues bucales con ingredientes como peróxido de hidrógeno, clorhexidina o soluciones salinas para reducir la irritación y promover la curación. Algunos enjuagues bucales también contienen ingredientes analgésicos para aliviar el dolor.
- Gel o crema tópica: la aplicación de geles o cremas tópicas con ingredientes como benzocaína o lidocaína puede proporcionar alivio localizado del dolor.
- Analgésicos de venta libre: Se pueden utilizar analgésicos de venta libre, como ibuprofeno o acetaminofén, para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Evitar irritantes: evitar alimentos y bebidas picantes, ácidos o muy calientes puede ayudar a prevenir la irritación adicional de las aftas.
- Buena higiene bucal: mantener una buena higiene bucal es esencial. Cepillarse los dientes suavemente y usar hilo dental regularmente puede prevenir lesiones adicionales en la boca.
En casos de aftas más graves o recurrentes, el médico puede recetar tratamientos más específicos, como corticosteroides tópicos más potentes, enjuagues con medicamentos específicos o tabletas para chupar que contengan ingredientes que ayuden en la cicatrización.
Prevención
Prevenir la aparición de aftas bucales puede implicar la adopción de algunos hábitos y cambios en el estilo de vida. Aunque no hay garantía de evitar completamente la aparición de las aftas, estos consejos pueden ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de estas lesiones en personas predispuestas:
- Mantener una buena higiene bucal.
- Evitar alimentos irritantes.
- Utilizar enjuagues bucales suaves sin alcohol.
- Evitar el estrés.
- Asegurar una dieta balanceada.
- Evitar el tabaco y el alcohol.
- Introducir suplementos nutricionales: en casos de deficiencias nutricionales conocidas, bajo la supervisión de un profesional de la salud.
- Revisión de medicamentos en el caso de experimentar aftas de manera recurrente.
Recomendaciones generales para personas diagnosticadas de aftas bucales
La mayoría de las llagas desaparecen por sí solas en una o dos semanas. Sólo requieren de tratamiento aquellas que provocan molestias moderadas a severas.
Hay que tener en cuenta que las aftas no son contagiosas, no se acompañan de fiebre y no están vinculadas a infecciones virales, micóticas o bacterianas; sin embargo, estas infecciones pueden cursar con aftas bucales y, en estos casos, el tratamiento debe ir dirigido a tratar la causa además del afta.
Durante el embarazo aumenta la probabilidad de padecer aftas bucales debido a los cambios hormonales y a las demandas nutricionales que suceden durante la gestación, por lo que en las mujeres embarazadas es importante mantener una dieta equilibrada y acorde a sus necesidades nutricionales y una buena higiene bucodental. En el caso de aparecer las lesiones, no automedicarse y consultar con su médico habitual.
Si una persona experimenta aftas bucales de manera recurrente, intensa o prolongada, o aparecen síntomas asociados como la fiebre, es importante consultar a un médico para evaluar los síntomas y determinar si hay alguna causa subyacente que requiera de un diagnóstico o un tratamiento específico.
Lo que debes saber…
- Las aftas bucales por definición son lesiones benignas, no contagiosas y no se acompañan de fiebre.
- Algunos de los posibles desencadenantes o contribuyentes a su aparición incluyen: traumatismo local, predisposición genética, estrés, deficiencias nutricionales, cambios hormonales o problemas inmunológicos.
- La mayoría de las aftas bucales desaparecen por sí solas en una o dos semanas. Sólo requieren de tratamiento aquellas que provocan molestias moderadas a severas.