Bultos y alteraciones en los huesos maxilares
Resumen del contenido
nº colegiado 08/34.34- Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid 1995. Licenciado en Odontología por la Universidad Internacional de Catalunya. Médico consultor de Blog Salud MAPFRE
Quistes
Son cavidades revestidas de epitelio que contienen un material líquido o semisólido en su interior. Los quistes son de carácter benigno, aunque en un porcentaje ínfimo pueden convertirse en malignos.
Las localizaciones más habituales de los quistes son la mandíbula y el maxilar superior, concretamente, sobre los incisivos centrales o paletas. Se trata de una bolita en el hueso de la mandíbula que puede ser de dos tipos en el 90% de los casos:
Quiste periapical o radicular
Son las entidades más frecuentes. El epitelio procede de los restos epiteliales de Malassez o restos del proceso de odontogénesis. La transformación de estas células epiteliales en quistes puede ocurrir por:
- Caries con la consiguiente necrosis del tejido pulpar en el interior del diente. Por ello, es importante prevenir la aparición de caries.
- Frente a un estímulo inflamatorio persistente y no intenso el resultado de la reacción defensiva de nuestro organismo es la formación de un granuloma.
- La proliferación de las células epiteliales se hace de modo irregular y progresiva. Dando lugar a que las células situadas en el interior se necrosan formando una cavidad llena de líquido.
Quiste dentígero o de erupción
Se genera en el proceso de erupción y formación del diente. Lo que ocurre es que se produce un cúmulo de líquido entre la corona y el epitelio del órgano del esmalte que conforma el folículo o bolsa donde se encuentra el diente en formación y progresa hacia la encía. El quiste se asocia al retraso en la erupción de los dientes o piezas dentales retenidas y afecta con mayor frecuencia a las muelas del juicio inferiores y a los caninos superiores.
Traumatismos
Junto a los quistes son las alteraciones más frecuentes de los maxilares. Generalmente las fracturas del maxilar superior suelen asociarse a la afectación de otros huesos faciales y craneales. La clasificación de Lefort es la más utilizada para agrupar este tipo de lesiones.
Esta clasificación tiene en cuenta los trazos de fractura del maxilar superior y la existencia de fractura en otros huesos, concretamente de los huesos propios de la nariz, de hueso frontal y de otros huesos menores.
Los traumatismos en el mentón son los responsables de la mayor parte de las fracturas mandibulares. Las fracturas del cóndilo mandibular, que es uno de los elementos que constituye la articulación temporomandibular, son muy frecuentes.
Procesos inflamatorios óseos
Son el resultado de infecciones procedentes de caries, de la encía y de heridas profundas sobre los maxilares. La evolución descontrolada puede producir infecciones óseas, osteítis y finalmente osteomielitis.
Especial mención tendría la alveolitis seca que es una osteítis que se produce tras la extracción de una pieza dental. La sintomatología típica es dolor intenso en la zona de la extracción que se inicia durante las primeras 48 horas y suele tener una duración de cinco días, cediendo posteriormente.
Tumoraciones
Las tumoraciones en los maxilares no son frecuentes. Los tumores pueden proceder de tejidos dentarios, óseos, vasculares y conectivos (presente en la encía). Los maxilares, también son receptores de tumores originados en otros órganos, es decir las denominadas metástasis.
Alteraciones metabólicas
Los maxilares, como cualquier parte de nuestro cuerpo, están sometidos a cambios constantes. El metabolismo de los huesos se centra en el intercambio de calcio-fósforo y en el equilibrio entre la reabsorción (osteolisis) y la formación (osteoblastosis) del hueso. Este metabolismo es muy importante para mantener un hueso sano y vital.
- Patologías como el hiperparatiroidismo, la Enfermedad de Paget y la osteoporosis podrían englobarse dentro del conjunto de enfermedades que alteran el metabolismo óseo.
- Medicaciones como los bifosfonatos (indicados en el tratamiento de la osteoporosis) pueden tener un efecto indeseado sobre el metabolismo óseo maxilar afectando su vitalidad.
- Otras enfermedades como la osteopetrosis y la osteogénesis imperfecta, ambas hereditarias, actúan sobre la formación del hueso generando un hueso frágil.
Alteraciones congénitas del desarrollo de los maxilares
Las manifestaciones leves de las alteraciones del crecimiento de los maxilares son frecuentes, no así las graves. Pueden ser congénitas o adquiridas:
- Las adquiridas suelen ser secundarias a procesos infecciosos o traumatológicos. Estas alteraciones del crecimiento generan maloclusiones óseas y dentales por incongruencia dentaria entre ambas arcadas.
- Llamamos retrognatia al resultado estético de una mandíbula de tamaño insuficiente, o lo que es equivalente, mentón retraído. Prognatismose refiere a un tamaño exagerado de la mandíbula dando la imagen de un mentón muy pronunciado.
- Laterognatia es una asimetría con desviación mandibular y puede ser secundaria a malformaciones craneofaciales, traumatismos, tumores, etc.
- Hipoplasia maxilar es el caso de un maxilar superior poco desarrollado en sentido anteroposterior (retrusión maxilar) o en sentido vertical. La causa más frecuente suele ser la fisura labio-palatina, cuya secuela es un defecto del crecimiento óseo maxilar.
- Hipertrofia maxilar es un desarrollo exagerado de maxilar superior. En sentido vertical ocasiona la sonrisa gingival.
- El Síndrome de Pierre Robin es, afortunadamente muy infrecuente, y se caracteriza por una micrognatia y retrognatia congénita severa, de carácter esporádico (no hereditaria) que se asocia a fisura del paladar y a una lengua grande (macroglosia). Se asocia a problemas respiratorios por obstrucción de la vía aérea superior.
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